Vivimos rodeados de estímulos externos que están continuamente taladrándonos los sentidos y la mente. Alteran la concentración, nos llenan de estrés, a veces nos agobian, nos angustian…
La mayoría de las veces trabajamos a ciegas, siguiendo una orden, o simplemente repitiendo una y otra vez las mismas acciones, el mismo patrón y sin a penas darnos cuenta de lo que en realidad estamos dejando de hacer, de ver, de sentir… Vivir en piloto automático.
Son muchas las veces que hemos llegado a la nevera, hemos abierto la puerta y nos hemos preguntado… ¿Para qué venía yo a la cocina?
¿Cuántas veces has entrado a casa con el bolso, la compra, las llaves del coche, el móvil…? Y al cabo de un rato… ¿Dónde puse las llaves? No aparecen por ningún sitio…
Vivimos y hacemos todo de forma autómata, como auténticos robots que ven pasar los días desde sus ojos con una velocidad inalcanzable, perdiendo los pequeños detalles de la vida cotidiana…
Nuestra mente es incapaz de concentrarse en una sola cosa debido a la gran multitud de pensamientos, emociones, sentimientos que quieren abrirse paso en ella…
Debemos decir STOP. Parar, respirar y sentir.
Practicar el Mindfulness nos puede ayudar a vivir con atención plena, despacio, con calma, sin juicios, sin opiniones, con total apertura del momento presente… amablemente, compartiendo con nosotros mismos y con los demás…
Para comenzar, te recomiendo el ejercicio de Atención a la respiración que podrás encontrar en una de nuestras entradas.
Párate, observa y discierne sobre lo que quieres en la vida… Respira y pon toda tu atención en el aquí y en el ahora.
Disfruta.